25 de junio de 2011

Un postre de frutillas...

Es muy raro esto de que la tristeza resulte un motor inspirador para escribir sobre fútbol. Yo me hago la futbolera, pero no lo he sido ni lo soy. Pero como buena habitante de un pueblo futbolero; como hermana escuchadora pasiva de AM los domingos por la tarde (aclarando que pasiva se debe a la llegada de las ondas sonoras venidas de una fuente no encendida por mí, sino por mi hermano mayor que se volvía loco por river en nuestra adolescencia).

Pero bueno, hoy voy a hablar de fútbol. Qué raro el día de hoy pensar en el futbol, en las costumbres, en el folkore, en el entretenimiento, en los hinchas, en los jugadores, en las instituciones, en las crisis, en las pasiones, o en las miserias, en la nostalgia, o en la pelota, en el arco o en el offside. Ah, ahora que dije offside y volviendo al tema de que me hago la futbolera, recuerdo que hace un tiempo, en una reunión de trabajo con un proveedor, le tuve que explicar en una pizarra (con cancha y tipitos) todo acerca lo que sabía del offside para que me creyeran que soy una chica especial (seguimos el lema homerístico: “trabajamos y nos divertimos”). Bueno, espero que no se les ocurra abandonar las lecturas de mi blog porque les conté esto.

Hoy se me ha descajetado el corazón. Hoy no me preocupó ni el calentamiento global, ni la violencia de género, ni el capitalismo, ni ninguna de mis frecuentes ocupaciones de mi pensamiento. Hoy me preocupó el fútbol. Más precisamente River Plate. Sí señores, sí señoras.

Acá estamos; con un ojo entreabierto mientras dormimos; haciéndole de guardián a la suerte, no sea cosa que salga en su casita movediza, y no la hayamos visto y así fracasar nuestra idea y ansias de interceptarla. Qué raras son las cosas: yo sigo haciendo listas. Podría hacerte las listas de las cosas más increíbles que viví y ahora estoy anotando esta última; la que me ha descuajeringado el corazón.

Porque los recuerdos, ¿vio?

El fútbol y lo que despierta el fútbol, lo que grita, lo que relata, lo que corre, lo que vaticina, lo que llora, grita y maldice, lo que canta, alienta y llora de emoción, aplaude, ataja, golea, pide la hora, manosea, empuja, pita, y manda al corner un campeón, un dios, un crack, barrilete cósmico, un nueve, un líbero, un diez o un muerto, un pecho frío, un amargo, un botón, un de la B; un hincha, un boludo, un barra, uno de mi mismo equipo, uno del equipo contrario.

Hoy no tiembla la tribuna, tiemblan las piernas. Muero en el recuerdo del river campeón sin parar de hace quince años. Recuerdo a Victor Hugo, a Atilio Costa Febre. Recuerdo un día de la madre, en el año en que yo cumplí mis diecisiete, el debut de Saviola; el gol de Saviola soltado por los parlantes de un equipo de audio viejo; creo que lo tengo tan presente porque el pibito tenía casi mi edad.

Y bueno, ¿qué importan mis sentimientos por River no? Lo insólito es que esto es tan histórico como triste y sin sentido, porque pensá una cosa: no tiene sentido. Porque excedió el límite de la gracia pasional futbolera. Me explico, separemos los tantos: una cosa es la verdad objetiva del juego; se gana o se pierde y ya. Pero por otro lado el análisis de la verdad subjetiva, la pasional; la que alimenta el hambre del fútbol y lo define por más allá de las fronteras de la primera acepción de la palabra. No tiene gracia, porque gran parte ganancia de alegrías riverplatenses se la lleva el chiste de encender la pasión de los superclásicos, los campeonatos (que no me alcanzan ni con los dedos de los pies) ¿Y ahora? ¿vamos a entender al futbol de otra manera?

No te vayas a la B. Hacé pantalla mental y pensá en algo lindo, dormite, dormite bien, pensando en goles. Y soñando ser campeón.

Ceci

Junio 25/06/2011.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Si me hace cambiar mi forma de ver el Futbol.
Saludos, y espero mas!!

Calipso ••• dijo...

entretenido relato!

Fernando Ponce Aramburu dijo...

Excelente relato, comparable con alguno de Fontanarrosa.