Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.
(Pablo Neruda)
Oh!
Viernes.
Víctima del placer de encontrarte otra vez.
Muy mío esto de expresar sueños en palabras escritas, tan tonto si me rindo, otra vez, al borde del camino. Tropiezo con la inmovilidad que me encuentra, distraída, en los escenarios reales de esta vida, de este viernes, cuando todo es tan soñado.
Muy mía esta cobardía.
Y así, me condeno a que el mundo pase una y otra vez sin mí, a que sólo se lleve mis frágiles palabras. O tal vez, alguna lágrima.
No más.
Porque soy cobarde, y dejo así que despierte de su larga siesta la enorme bestia de la soledad. No quiero soltar tu mano, no otra vez.
Así, con tanto y con poco, brillaron mis ojos y disfruté tanto tu dulce hablar como si escuchase un vals de Strauss a orillas del Danubio; tanto que en el transcurso olvidé conquistarte.
Maldigo a las copas, a los relojes, a las palomas cuando pienso que el diablo no me tenderá una vez más la soñada tentación de encontrarte, tan lindo, tan soñado.
Otra vez estabas casi allí.
Y estarás cada viernes que no te piense, como viernes de coordenadas aleatorias, me atrevo a imaginar. Pero no querría estar demasiado segura, me quitaría la capacidad de soñar, no me dejaría ver el sol que me guiará para llegar a la superficie y poder encontrarte.
Autre fois, casaca bonita, estabas soñado.
ceci, mayo 2008
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