3 de junio de 2012

De viajes y etiquetas.

Leí hace poco que para sacarnos las etiquetas que nuestros padres y otros alrededores nos han puesto desde pequeños, habría (hablar en potencial es todo) que hacer un listado de todas esas inquietantes cualidades que nos han puesto, recortarlas una a una, y pegárnoslas en en nuestro cuerpo (yo me imagino más bien en la cara yen las manos) y luego salir a la calle y hacer una caminata durante, al menos, media hora. Con Julieta hicimos un ciber ping-pong y salieron algunas ideas: ella dice, abogada, yo digo colgada, ella dice buena, yo digo artista... y así hicimos una lista larga, comenzando seriamente y luego, como de costumbre, llegamos al límite de la ridiculez. Estuve de viaje. Amé viajar. Lo mágico son los lugares, y el entorno. Estuve cuatro días sola sola (toute seule dirían los franceses- el potencial es todo-) en un país que no hablaban mi idioma y fue una experiencia máxima. Aunque el tano se entiende y el castellano cantado como tarantella se hace entender, para mí fueron días en los que varias veces al día percibí que el viaje que soñé me presentó al mundo, ese mundo que se encontró a solas conmigo. Nápoles fue un encuentro de emociones. Yo venía del norte, boló: allí donde se encuentra la vidriera de todo lo que los tercermundistas sobre-pagamos para parecernos un poquito. Bajé del tren en Napoli y la estación de tren me recordó a Plaza Constitución. Yo tengo millas en tren Roca, no me voy a poner exquisita, no no. Napoli, todo Napoli me recordó a Buenos Aires. La gente, las calles,el desorden, lo pintorezco. Me perdí entre la lluvia; no fueron perlas fueron cortinas de agua caidas del cielo napolitano en el Barrio Español. Pasé el día siguiente en Capri y regresé al continente. Yo decia que no era necesario un mapa porque lo mejor de estar en una ciudad desconocida y soñada era perderse. Pero luego entendí que los planos y mapas sirven para bucear. Me compré una guía de Napoli. Nunca la miré. Así todo, volvi de Capri, y al día siguiente por la mañana, bajo diluvio tomé un taxi y fui con mi ejemplar de La Matáfora... al estadio San Pablo, allí donde tembló cada napolitano con los goles de Maradona. Tomé la foto soñada. A las tres de la tarde fui directo al aeropuerto para volver al norte. En la espera miré algunas anotaciones de la Guía del viajero; en un futuro lo atribuiría (el potencial es todo) a los pocos días que había estado allí: Me había olvidado del Vesubio. Yo no sería colgada; sólo registraría lo esencial. Creo. (hablar en potencial es todo)   Ceci foto tomada sin registro del famoso volcán.

3 comentarios:

Pao dijo...

El Vesubio Ceci!!! casi te viene encima!!!

Qué lindo es leerte!!! es recorrer esos momentos vividos cuando nos viniste a visitar... cuántas emociones juntas!!!

PS: A esta altura ya no tenés ninguna duda de quién soy jeje

Este blog dijo...

pasa por mi blog

CasadeEspañaenManitoba dijo...

Hey there, Interested in Learning about Spain, it's Culture and it's Wonderful People?

Visit: http://casadeespanamanitoba.blogspot.ca/

SEE YOU THERE :)