15 de marzo de 2011

De no.

De no tenderla sobre la soga y prenderla tímidamente con los broches de plástico que junté aquella vez, bajo los leves rayos de despedida del sol, en aquel atardecer.

De no atraparla en el viento que sacude mis brazos en el mar, ni con mis pies, ni con mi rostro. De no tenerla en la rutina, en el puño mientras la playa se me escapa como el polvo de aquel recuerdo, en el azul del cielo.

De no estar ni en el creo, ni en el pienso, ni en el talvez, ni de vez en cuando o a lo mejor.

De no embeberse en las sombras de tus sombras arrimadas a mis sombras, ni en un callejón despintado hasta el alma. De no estar en los turquesas de los dioses.

Ni apenas en los sueños ni en las voces de las guitarras, ni en los versos.

Ni en las agendas, ni en la batallas, ni en lo héroes, ni en los fracasos.

De no estar en esta abundancia de silencios, de cicatrices, de cafés entibiándose, de copas y te quieros, que no tiene un ínfimo lugar, si donde busco no la encuentro: cuando las pupilas recobran un sentido; la verdad sigue estando en tus ojos.


Ceci
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15/03/2011