9 de septiembre de 2009

Una ingenua adivinanza.

Enciendo el equipo y subo el volumen. Por fortuna tengo una ventana enorme, que entra luz por donde la mire. Y me ayuda a perderme, o encontrarme entre las melodías y poesías. A veces me río.

Si pudiese explicarte cuan grande, cuan hermoso es el mundo que me imagino, al que me traslado sin permiso.

Un día hice un pacto con el dolor. Hubo un momento en el que la vida se me cegó de niebla y construí una sombrilla de poemas, melodías, risas y colores que me salvaron la vida.

Aprendí a respirar y a sonreírle a la violencia y al golpe seco de lo injusto.

Así me refugié en las mañanas escuchando las historias de Milagros López y los intervalos de Zitarrosa y melodías que llenaban mi pulmón de aire para respirar, de la mano de alguno de los otros personajes de Fernando Peña.

Recordé a mi madre en cada candombe de Jaime, del Negro Rada y del Canario Luna. Sentí una vibración en mi sangre, sin querer, llena de emoción cuando fui llenando de candombe y murga mis días.

Amé y amo el arte rioplatense porque me llena de nostalgia, de recuerdos.

Hay cosas que me gustan, me emocionan y me salvan la vida.

Una vez alguien me dijo cuan hermosa era la murga, lo lindo que es el mundo al que te traslada, pero cuan triste es saber que es de mentira.

Espero que no sea así; prefiero imaginar el mundo mas lindo, asi de melodías, poesías y colores. No creo otra forma de negociar con el dolor.

Me di cuenta que el tiempo es mío y debo hacer lo que siento siempre. He ido a ver los espectáculos que he podido. Y casi siempre, en un casi acto de cholulez (pero no), me encargué de transmitirle a los maestros, en la medida de mis posibilidades, un humilde agradecimiento. Y me da mucha satisfacción.

Si vieras los ojos de emoción de Tabaré Cardozo contándome la historia que lo llevó a escribir "La Niebla”, luego de aceptar mi agradecimiento y admiración por su arte y aquella canción. Si sintieras el aire lleno de abrazos de madre, cuando le regalé mi dibujo a Rada. Y aquella vez que fui con mi hermano a San Telmo, entre vinos y milongas hablamos con Alorsa de ese no se qué de la música rioplatense.

No se si habrás imaginado la biblioteca donde trabajaba mi madre sonando tamboriles llena de almas sonrientes o tal vez imaginar una tarde de milongas de la mano de Alorsa y sus compases herejes.

Y con mucha honra me lleno de emoción.

Sin embargo, hace un tiempo que me veo envuelta en lágrimas porque el dolor se atrevió a desafiarme. Se atrevió a llenar de ausencia mi refugio, el sostén que me salva la vida.

EL dolor inundó de ausencia e injusticia aquello que me salvaba de la ausencia y de lo injusto.

¿Como rearmo el mundo que me salvaba? ¡cómo hago un nuevo pacto con la muerte?.

Mas bien, ¿Cómo vuelvo a llenar de vida la vida que la ausencia se llevó?

Ceci
Mi humilde homenaje a Benedetti, Canario Luna, Fernando Peña y Alorsa.



“Hoy anduvo la muerte entre mis libros buscando mi pasado, buscando los veranos del 40, los muchachitos bajo la manguera, las siestas clandestinas, los plátanos del barrio, asesinados, tallados en el alma... “ (Guitarra Negra – Alfredo Zitarrosa)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad que me llegó mucho lo tuyo, estoy tammbién buscando un pacto para calmar este dolor, sintiendome hija de un dios hecho sombra, sin nada de que agarrarme...

Ovejita dijo...

Solidario con la vida complice con la muerte.