12 de septiembre de 2009

Las hormigas.

Abrió la puerta y vio al vecino inmóvil, con la mejilla casi pegada a la fría pared.
Una larga hilera de hormigas estaba tan próxima a su nariz, de una forma muy absurda.

- ¿Qué haces ahí, oliendo a las hormigas?.
- Estem... - La miró avergonzado, por su tal desesperado acto.
- Sería muy ridículo correr al hospital por aspiración de hormiga.
- Se están llevando las hojas de mi planta.
- Vas a tener que poner veneno o empezar a fumar hormigas.
- Biem!

ceci.