Llegó la primavera,
mientras la ardiente madrugada
se descomponía con la luz del día,
mientras te deslumbraba mi vestido de flores,
mientras llegaba la primavera.
Llegó la primavera.
Y olvidé mi edad y mi nombre,
pues no así las marcas dejadas en tu cuello,
de aquellas primaveras.
Y olvidé mi edad, otra vez,
y así bailamos de risas.
Llegó la primavera,
y mis ojos laten por explotar de llanto,
por estas sonrisas que me regala tu inocencia,
tus triunfantes batallas contra el olvido.
Llegó la primavera,
soñadas meriendas, citas de Maquiavelo,
y recuerdos del primer amor;
me desnudo ante ti,
pues, con un ensordecedor grito de mis manos,
me atrevo a decir que llegó la primavera.
ceci
23/sept/2008
No hay comentarios.:
Publicar un comentario