30 de julio de 2010

La lluvia y viceversa.

Y si lloviese de abajo para arriba, las nubes entenderían el dulce y fresco tacto de las gotas sobre su rostro, los astros estarían agradecidos por el suave rocío de la humedad desprendida lentamente de los mares, copiosa, tan copiosa. La luna tendría su noche más romántica, y se haría de una ventana imaginaria para contemplarla a través de sus cristales.

Y nosotros, viviríamos en unas rocas retorcidas, de infinitos intersticios, con la nostalgia de aquella casi redondez que nos abrazaba, con el anhelo que algún día cualquiera, así sin anunciarlo, por fin vuelva a llover.


ceci.
un dia como hoy.

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