21 de agosto de 2009

A tiempo, sin tiempo.

Me habría decidido a deshojar números romanos,
arrancándolos con punzantes espadas
que giran en nombre de la vida.

Habría decidido a sumergirme en un mar verde,
en un café sin espuma,
a lavarme el rostro de muecas.

Me habría decidido a no mentir cuando escribo,
a omitir verdades mientras respiro,
a convencerme de que no existe la risa
si no hay quien la contemple.

Me habría decidido a contemplar el camino en un costado,
para librarme de culpas,
para librarme las horas.

Habría dejado mis amados instantes a merced
de poemas sin risa,
sin manos,
sin la claridad que recuerda tus ojos.

Me habría dedicado a imagintarte cómo serías
bajo el techo de la simplicidad de la vida,
del calor de tu abrazo.

Me habría dedicado a soñarte
mil veces.

Sin embargo,
aquella tarde,
pasadas las seis,
obtusas y punzantes las espadas estallaron
y quedaron deshechas en polvo
al topar con mi risa.

Y ahora,
le robo instantes a los instantes de felicidad.
Y los hago poemas.

Me habría dedicado a soñarte.
Sin embargo,
llegaste a tiempo.


ceci

agosto09

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